Existen diferentes caminos, caminos de la vida, caminos por recorrer, caminos del corazón, en estos me quiero explayar un momento.
Caminos del corazón, ¿Que seria de mí sin estos, que sería de ti, sin el murmullo de la ciudad, y sin la sombra de los versos? Que sería, de ti, recorriendo calles, navegando desnuda por una ciudad desconocida, asechada por la mirada del miedo y de la hambruna, ¿que sería? El silencio no me contesta. Es inevitable que surjan los recuerdos del fuego, hasta que se encandilen con pasión los sentimientos, por las sensaciones impúdicas de los irreverentes intrusos. Tu mirada, tus besos, tus caricias, tu piel, tu cuerpo, y el reflujo de las sombras que se enredan con el tiempo. ¡Horas que se convierten en minutos, en instantes!, y los momentos en suspiros fugaces de amor. ¿Por qué regresar al vaivén de la realidad, regresemos al de la demencia; si nos embriagamos con el gusto del silencio, cuando descansábamos bajo el sol de la noche. Necesito verte, leer en tu mirada que me quieres. Tan solo días sin verte, y parece una vida, sin sentir tus extravagantes caricias.
Te extraño, necesito saber de ti, no te haré preguntas, ni diré nada que te pueda molestar. Tan solo verte, si no quieres hablar no importa, pues tu mirada, tu piel, y hasta el silencio tienen su propia voz. Ya de tanto extrañar, de tanto querer, de tanto ilusionar, tengo sin estrellas mis manos, sin ilusiones los pasos. Nadie tuvo tiempo para escucharme mientras gritaba que te quería, fue perdiendo todo poco a poco, entre eso la cordura, hay quien dice que se acabaron los guerreros y los hombres, tan solo se ve que ambulan fantasmas mendigantes por las calles de la ciudad. Tan desgarrado el corazón, resecos los labios, sin ilusiones en la vida, nacen muertos estos versos.
Que decir, si desde que despierto me acosas, vienes hacia mí. Mi pensamiento te recuerda, mi corazón te anhela, como los escucho gritar de ansiedad, y así me encuentro jugando al azar, las cartas del destino, mientras me devora aquí tan lejos la soledad y el silencio. Quiero congelar esos momentos, sueño con verte de cuando en vez. Sueño que vuelo, hasta que soy absorbido por el remolino de la absurda realidad, que no comprendo, ni puedo aceptar. Sin embargo, aquí estas, en mi corazón viviendo sin fronteras, como el infinito. Se que pasamos por el mismo camino, quizás en diferentes tiempos, y hoy quizás esperamos los dos, quizás espero yo solo, el momento de verte, el momento de bajarme de este tren de lo absurdo, al que quizás jamás subí.
Si no estoy a tu lado te extraño, que si no te tengo desespero. La verdad sirvió de mucho en mí.
Sin ti no se que sería de mi. Y el silencio entre penumbras me contesta NADA.
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