miércoles, 4 de febrero de 2009

Resplandor, elegante cielo, regalando cobijo. Ya sin egoísmo, la luna se acerca a rodear unos ojos, como los tuyos, hermosos para contemplar, y, sirven para llenar vacíos de mi corazón. Risas, ya no son viejos comienzos, que rompen dolores casi olvidados. Destellos de la luna, reflejados en la costa, resguardan cada segundo, en el que solo puedo pensar, lo injusta que es esta distancia. Y a veces frente a mi, la razón lucha contra mi corazón, y lo logro, si solo detengo el impulso de acercarme a tus labios, y un simple beso que se ha sentido obligado a callar. Pero este presente, no es un futuro comprado, se vive y se mira pasar sin dejar tocarlo. 

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