Lo que he imaginado desde chico, presencia que me hacia sonreír, y quizás pensar algo feliz. Y la esperaba a ella y al despertar no era más que mí soñar. Una vez creí haberme cruzado con ella, al tiempo note que no era ella, los errores sirvieron y de malas selecciones y decisiones te encontré.
Te encontré, sueño perdido de mí existir, deseo hecho realidad, dulce y pura realidad. Debías ser tú, a la vuelta de mi mirar, estabas, quien me hace pensar, te analice, y quizás demasiado reflexioné. Te volví a mirar, eras tan profunda, me perdía en tus ojos como aquel barco en altamar; tu sonrisa, rara vez era verla salir, tenía un destello que solo encontré en ti; tus manos algo frías y marcadas, ya muy decididas; tu personalidad, mujer de mil caras, hechizó al pobre loco que aquí ha de escribir, y esos roces tan suaves que solo tu me haces sentir. Era obvio eras tú, habías llegado, cuidarte, amarte, y buscar mi felicidad en tu felicidad, era mi deber. Habías llegado, para hacerme sentir todo lo que nadie había podido, y con rasguños tocaste mi alma, conociendo lugares escondidos en esta caja de madera que algunos llamaron corazón.
Si sí, cierto es, amor de mi vida, eres tú, llegando un día, para comenzar algo, que no pretendía, historia sin final, que tampoco sabe donde ira a parar, si de tu lado jamás querré escapar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario