
Y un muchacho, ya sin relatos, desesperado un poco, desequilibrado sería poco. Yo se queridos, que se deben extrañar de mis caras de lunes a diario, yo lo sé, esconden las miradas bajo la cama para no ver, yo se que algunas veces les debe doler, por que a mi el alma me ha de doler. Yo sé también que a veces se compadecen y me han de querer, sin saber por que.
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